Oración y contemplación monástica en el Camino de Santiago
lunes, 4 de enero de 2010
Epifanía
Veneremos este día santo, honrado con tres prodigios: hoy, la estrella condujo a los magos al pesebre; hoy, el agua se convirtió en vino en las bodas de Caná; hoy, Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán para salvarnos. Aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
Caminar por Cristo hacia el Padre: he aquí la finalidad de la oración, nuestro más dichosa ocupación. En la contemplación del Omnipotente, y en la alabanza de su infinita misericordia, los siervos de Dios empleamos lo mejor de nosotros mismos. Que a ello sirvan estas saetas de oración.
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