domingo, 7 de febrero de 2010

Gloria a Cristo, el Señor.


Recuerda lo que tantas veces he dicho de que el Hijo está sentado a la derecha del Padre, como reclama el signo de la fe, que proclama: Y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre. No escudriñemos curiosamente la característica propia de este trono porque no se puede comprender. Tampoco soportemos a los que dicen absurdamente que es a partir de la cruz y de la resurrección y vuelta al cielo cuando el Hijo comenzó a sentarse a la derecha del Padre. Que no obtuvo el trono porque se lo fuera ganando, sino que está sentado junto al Padre desde el momento en que existe (y es engendrado eternamente).

Éste es el trono que ve el profeta Isaías antes de aparecer en carne el Salvador, y dice: Vi al Señor sentado en un trono excelso y elevado, y lo que sigue; porque al Padre nadie lo ha visto jamás, y el que entonces se mostró al profeta era el Hijo. También el Salmista dice: Tu trono está firme desde antiguo, tú eres desde siempre.

San Cirilo de Jerusalén
Catequesis 14, 27

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