domingo, 29 de noviembre de 2009

Domingo 1 de Adviento


Aquel día los montes destilarán dulzura, y las colinas manarán leche y miel
El comienzo del Adviento pone delante de nuestros adormecidos ojos la enorme dicha de prepararnos para salir al encuentro del Señor, que viene. Es tiempo de esperanza: ¡Aquel día! Durante estas cuatro semanas, la Iglesia nos invita a orar con esperanza, a perseverar en nuestra conversión, a contemplar al que volverá con poder y gloria, para juzgar a vivos y muertos.
Será día de gozo, día de salvación, día de tal dulzura, que hasta las colinas manarán leche y miel.
Por eso es tiempo de esperanza, es tiempo de despertar del sueño de la rutina, y aguardar expectantes la llegada del Señor.
Ven, Señor, y no tardes.

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