jueves, 11 de febrero de 2010

Oración de un monje pecador a Santa María


¡Oh María, tiernamente poderosa, poderosamente tierna, de la que ha salido la fuente de las misericordias! No detengas, te suplico, esa misericordia tan verdadera allí donde reconoces tan verdadera miseria. Porque si yo, por mi parte, me siento confundido por la torpeza de mis iniquidades frente a tu santidad deslumbradora, tú, por lo menos, ¡oh Señora mía! no tienes que avergonzarte de tus sentimientos misericordiosos, tan naturales con un desgraciado.

Si yo confieso mi iniquidad, ¿me rehusarás tu benevolencia? Si mi miseria es mayor de lo que debía ser, ¿tu misericordia será menos de lo que conviene?

¡Oh, Señora mía!, tanto más indignas son mis faltas ante la presencia de Dios y la tuya, tanto más tienen necesidad de ser curadas gracias a tu intervención.

Cura, pues, ¡oh muy clemente!, mi debilidad, borra esta fealdad que os ofende; quítame, ¡oh muy benigna! esta enfermedad, y no sentirás esa infección que tanto te repugna; haz, ¡oh muy dulce! que no tenga más remordimientos y no habrá nada que pueda desagradar a tu pureza. Hazlo así, ¡oh Señora mía! escúchame.

Cura el alma del pecador, tu servidor, por la virtud del fruto bendito de tu seno, de aquel que está sentado a la diestra de su Padre el Todopoderoso, digno de alabanza y de gloria por encima de todo y por todos los siglos. Amén.

San Anselmo de Canterbury
Oración 5 a Santa María, cuando el alma está oprimida por el torpor del pecado

1 comentario:

  1. Hermosa la Oracion, que sea la Madre Maria Santisima la cual dio a luz al salvador del mundo, el puente de sanar mi Alma y la lepra del pecado que a Papito Dios le desagrada,


    Gracias

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