domingo, 7 de marzo de 2010

San Benito y la Cuaresma

Aunque de suyo la vida del monje debería ser en todo tiempo una observancia cuaresmal, no obstante, ya que son pocos los que tienen esa virtud, recomendamos que durante los días de Cuaresma todos juntos lleven una vida íntegra en toda pureza, y que en estos días santos borren las negligencias del resto del año.


Juan Casiano (365-435) fue un monje y sacerdote, oriundo de la actual Rumanía, que visitó la floreciente vida monástica del Egipto cristiano al comienzo del siglo V. De allí, marchó a la Galia, fundando en Marsella el Monasterio de San Víctor. En sus dos obras, las Colaciones y las Instituciones, dejó constancia de la tradición monástica que había recibido en Egipto, siendo de importancia trascendental para el desarrollo del monacato en Europa.

Juan Casiano considera que la Cuaresma es algo que atañe solo a los laicos, pues estima que es propio de los monjes vivir en perpetua tensión espiritual. Sin embargo, san Benito, cien años después, consciente de que los monjes también son débiles y pecadores, instituye la Cuaresma como un tiempo de especial esfuerzo espiritual, durante el cual, los monjes deben tratar de vivir más intensamente su consagración cristiana y monástica.

San Benito no especifica taxativamente cómo debemos vivir la Cuaresma; sugiere más oración, menos esparcimiento, y más concentración en el gran misterio de la Pascua, que está a punto de llegar.

En la imagen, tomada en el que fuera célebre Monasterio de San Pedro de los Montes, vemos a San Benito orando ante el Señor crucificado. Que, por su intercesión, este camino cuaresmal nos conduzca por la Cruz hasta la Luz de la Pascua.

Muy santa cuaresma

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