viernes, 2 de abril de 2010

Contemplación ante el capitel de la Última Cena de San Juan de la Peña

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro,
verdadero y único sacerdote.

El cual, al instituir el sacrificio de la eterna alianza,
se ofreció a sí mismo como víctima de salvación,
y nos mandó perpetuar esta ofrenda
en conmemoración suya.

Su carne, inmolada por nosotros,
es alimento que nos fortalece;
su sangre, derramada por nosotros,
es bebida que nos purifica.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria.

Prefacio de la Eucaristía de la Cena del Señor
Fotografía: F. Javier Ocaña Eiroa

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