viernes, 29 de enero de 2010

El arrepentimiento



Salmo de David, después de su pecado con Betsabé

Miserere mei Deus,
secundum magnam misericordiam tuam.
Et secundum multitudinem miserationum tuarum
dele iniquitatem meam.
amplius lava me ab iniquitate mea,
et a peccato meo munda me.

Misericordia, Dios mío,
por tu inmensa compasión:
borra mi culpa,
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.




Cometiste el pecado, no le defiendas; acércate a confesarle, no a defenderle. ¿Te presentas como defensor de tu pecado?, serás vencido, pues no presentaste un abogado inocente; será perjudicial tu defensa. ¿Quién eres tú para defenderte? Solo eres idóneo para acusarte. No digas: no hice nada o qué crimen grave he cometido; o también: Otros lo hicieron.

Si, cometiendo el pecado, dices que no has hecho nada, nada serás y nada recibirás. Dios está dispuesto a concederte el perdón; tú te cierras la puerta. Él estás dispuesto a concedértele, no pongas el obstáculo de la defensa, abre el regazo de la confesión.

San Agustín de Hipona
Enarración sobre el Salmo 50, 13

No hay comentarios:

Publicar un comentario