domingo, 13 de diciembre de 2009

Alegraos en el Señor; os lo repito: alegraos


Alegraos siempre en el Señor,
os lo repito, alegraos.
Que vuestra modestia
la conozca todo el mundo:
el Señor está cerca.
Filipenses 4, 4-5


Éste es el doble gozo que hallas ahora en el Espíritu Santo: el recuerdo de los bienes futuros y la capacidad de soportar los males presentes. Aquí no hay mezcla de gusto carnal, ni de placer mundano, ni de vanidad. Todo es Espíritu de verdad y sabiduría celeste, cuya dulzura saboreamos ya en ambos. Alegraos siempre en el Señor, dice el apóstol, os lo repito: alegraos. Y añade el motivo de este doble gozo: Que vuestra modestia la conozca todo el mundo: el Señor está cerca. ¿Qué otra cosa es la modestia, sino mansedumbre y paciencia? Alegrémonos, pues, por lo que esperamos, ya que el Señor está cerca. Y alegrémonos también por lo que toleramos, para que nuestra modestia irradie por doquier. Porque la dificultad produce entereza; la entereza, calidad; la calidad, esperanza; y la esperanza no defrauda.

San Bernardo de Claraval
Sermón 18, 3

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